"Anubhava" es una palabra sánskrita que se define como el "conocimiento derivado de la experiencia personal", esa es una de las bases de la transmisión de información en la tradición y método de ashtanga yoga, entregamos aquello que hemos conocido en la experiencia viva y ésa es precisamente la motivación para compartir estos testimonios. El año pasado 3 de nuestras alumnas quedaron embarazadas con muy poco tiempo de diferencia entre ellas y tuvimos la fortuna de observar todo su proceso de transformación, adaptación, crecimiento, aprendizaje y conexión profunda, ese periodo y el posterior a dar a luz a sus hij@s ha quedado registrado en estas entrevistas, que mas que eso son un libro abierto, generoso y sagrado que ellas han decidido compartir con ustedes.
El valor de la individualidad es el motor de la enseñanza de este método, cada persona es un cuerpo, una mente y una historia distinta, de esa manera cada uno construye su propio proceso. En un embarazo ese proceso brilla, nos revela el valor y la belleza de lo auténtico e irrepetible que es la experiencia personal, todas en el mismo proceso, todas un camino distinto. Para ofrecer perspectiva y seguir entregando herramientas de apoyo a mujeres que estén o quieran pasar por ese proceso les dejo estos sinceros textos basados en "Anubhava".
Keka, mamá de Olimpia
María Angelia Solar
30 años
Abogada
Llevo practicando yoga 6 años y Ashtanga 2, sentía que estaba súper fuerte y con mucha energía en mi práctica diaria, la de todos los días 8:30am super power y encontrándome conmigo misma cada día. De pronto empecé a notar un cambio, me costaba más levantarme en la mañana, estaba con menos energía, las transiciones me costaban más y tanto como mi cuerpo y mi mente estaban odiando profundamente las torsiones, en ese entonces sentí que había retrocedido y no entendía porqué si era algo que llevaba bastante tiempo haciendo, creía que ya estaba en paz con las torsiones, me gustaban y hasta me resultaban placenteras, pero no, ahora era algo que quería evitar a toda costa y hasta me angustiaba. Le hice caso a mi cuerpo y empecé a respetar el proceso y lo que iba sintiendo tanto física como emocional y mentalmente, comencé a realizar mi práctica de forma más pausada, enfocándome más en la respiración y técnica, siempre muy atenta escuchando lo que mi cuerpo día a día me iba diciendo y lo que mi práctica me iba enseñando. Yo pensaba que era una acumulación de cansancio, pero no, estaba embarazada. Tenía 6 semanas ! Y de pronto, todo me calzó perfectamente, eso hizo entender aún más mi cuerpo y lo maravilloso que este funciona, que de verdad manda señales que uno tiene que escuchar. Seguí los consejos de mi maestra y tuve una pausa completa en mi práctica de Ashtanga, solo me dediqué a meditar y respirar hasta cumplir las 12 semanas. Desde el minuto uno de mi embarazo me sentí increíble, el primer trimestre notablemente con más sueño y cansancio pero ningún malestar físico, retomé mi práctica cumplidas las 12 semanas y anduve mucho mejor de lo que esperaba, estaba llena de energía , llena de vida, me sentía fuerte y segura. Sentía que me ayudaba mucho a conectarme con mi interior lo que me permitía sentir mejor cada cambio y cada cosa que iba sucediendo durante mi embarazo, estaba muy consiente , lo que me hizo respetar más aún y sentir mejor el proceso. Durante el 3er trimestre seguí practicando igual. Me sentía un poco menos ágil y con menos equilibrio, pero sintiéndome igual de fuerte y con mucha energía, estaba más conectada aún con los cambios y estos a su vez eran más notorios. A su vez, tan conectada con ella adentro, que podía percibir claramente cuando ella estaba contenta, plena y sentía los beneficios de la práctica al igual que yo. Asimismo también sentía cuando debía modificar o ajustar ciertas asanas (por ej : prasarita Padottanasana debia flectar más las piernas, en janu sirsasana y marichyasana) en ese sentido, ella era mi maestra y me iba guiando paso a paso, cada respiración y asana por asana. De todas formas, nada de estas sensaciones mágicas, la seguridad y el poder avanzar y continuar en mi práctica, hubiera sido posible sin la guía de mi profesora, la Paz. Así continué y poco a poco se iba acercando el día, sentía que mis centros de equilibrio iban cada vez cambiando según mi cuerpo iba adaptándose cada vez más a este nuevo ser, pero siempre me sentí super bien, con energía, más fuerte y poderosa en mi naturaleza que nunca, tanto física como mentalmente, todos mis miedos e inquietudes habían desparecido en cuanto al parto, sentía que estaba muy preparada con mi cuerpo para que se “abriera” y recibir a Olimpia. Mentalmente estaba muy en paz y me sentía lista. Practiqué hasta antes de mi parto. Por otras razones, relacionadas con la seguridad de la salud de mi hija tuve una cesárea, me costo mucho aceptarlo al principio , quizás por lo mismo, porque egocéntricamente sentía que estaba lista para recibirla y quería enfrentarlo, pero tuve que dejar de lado ese sentimiento y a mi misma y comprender que se hizo lo que se pudo, que una cesárea era inevitable y que era lo mejor para ella y su salud. Sin duda alguna mi calma y paz para aceptar este momento, una situación difícil y ansiosa , no hubieran sido posible si no hubiera aprendido todo lo que el yoga y mi práctica me han entregado.
Nació mi regalito y comienza el proceso de recuperación y aprendizaje a todo lo que conlleva la maternidad y como enfrentar a esta pequeña que depende 100% de ti. Siento que me recuperé muy rápido físicamente, nunca perdí las energías, que no se de adonde las sacaba para tratar de hacer lo mejor. Suena cliché, pero es cierto y por primera vez comprendí lo que significa el amor incondicional y real, la generosidad de dejarse a una misma de lado y como ultima opción, que tu hija va primero en todo, pero a la vez, lo importante que es cuidarse a una misma y estar sana mental y físicamente para poder entregarse y entregarle todo ( que cierto que es el “mamas felices, hijos felices ) .
Ya son 3 meses y podría decir que 100% recuperada físicamente me sentí a los 2 meses en lo básico (en poder volver a hacer fuerza, correr, ejercitarme mejor, no sentir tanto la cicatriz etc) pero siendo más consiente, si siento que aún por dentro falta que mis órganos vuelvan a su lugar, se ajusten un poquito más etc. Pero como todo esto me ha demostrado que la naturaleza es mágica y maravillosa, más he valorado el cuidado de mi cuerpo, que realmente es sagrado y a su vez, el aceptar mejor las cosas y el respetar cada proceso. Ahora estoy en plena lactancia y aún mi cuerpo sigue sorprendiéndome cada día. Y puedo afirmar que este proceso no termina puesto que cada día me asombra más de lo que las mujeres , sean madres o no, somos capaces de hacer y lograr. Tanto en lo poderosas que podemos ser físicamente, como intelectual y emocionalmente.
Peli, mamá de Manu
Laurette Janas
37 años
Diseñadora, Cofundadora y Directora Estratégica de Estudio Real
El comienzo: antes de quedarme embarazada practiqué ashtanga regularmente entre 2 o 3 veces por semana desde Octubre del 2012.
Un proceso: conocí el yoga tras mi separación a mediados del 2010, comencé un proceso de introspección enfocado en un equilibrio y bienestar, y es así como llegué al yoga.
Partí practicando Iyengar de manera esporádica ya que me tocaba viajar mucho por el trabajo que tenía entonces , pero con resultados inmediatos en lo emocional, ayudando a sostener y superar las penas.
El Ashtanga: lo conocí a través de mi actual pareja, quién me invitó a practicar donde él iba a clases en ese entonces íbamos a practicar en las tardes, y desde que comencé me enamoré de la práctica. Me encantó que cada uno puede ir a su ritmo y que uno va viendo cambios en lo físico y lo emocional. Así mismo, me impresiona cómo uno va viviendo y evolucionando en la práctica; en un inicio lo vivía comparándome mucho con los avances de los otros, enfocada más en lo físico, pero con el tiempo fui abandonando eso y viviendo la práctica como algo personal, un tiempo y proceso atesorado de meditación y encontrando en ella una real herramienta para controlar diversas sensaciones como la ansiedad y el estrés.
Después de varios años de “viajar” desde Providencia a La Reina a practicar, con Pablo quisimos buscar un lugar más cercano, y es así como llegamos donde la Paz a Casa Pazzífica, donde tras nuestra clase de prueba, nos encantamos con ella y el espacio, y nos quedamos practicando aquí desde principios del 2017, cuando Paz llevaba poquito de su llegada de Barcelona... y éramos poquitos practicando.
Con Paz comenzamos a practicar am, y me encanta,porque logro una mayor conexión y una energía especial que me cambia el día.
Con el tiempo, Pazzifica mas allá de ser un espacio de práctica, lo veo y lo vivo como una comunidad, ha sido muy lindo el hacer de amigos en el espacio, el encontrarnos y reunirnos con personas bellísimas.
Embarazo/Práctica:
En Pazzifica ya hemos vivido dos embarazos, uno el 2017 el cuál fue un embarazo anembrionado, lo que significa que el embrión nunca se desarrolló y debía botar el huevito que se había formado. Este proceso llevó algunos meses puesto que esperamos botar el huevito de manera natural, y finalmente tuvimos que recurrir a un raspaje, fue muy doloroso en lo personal, y la práctica me ayudó mucho en el proceso de sanación.
Al año siguiente, a mediados del 2018 supimos que estábamos esperando a nuestro queridísimo Manu, lo cual nos hizo muy feliz, pero tuvimos un especial cuidado con el proceso y las ansiedades, después de lo vivido el año anterior. Ahí dejé de practicar un tiempo por sugerencia de Paz, y volví a practicar en el tercer mes de embarazo, además que mi ginecólogo me lo recomendó. Nunca he hecho más allá de la primera serie. Durante el embarazo fui muy matea con la práctica y fui 3 veces por semana sin falta. La práctica en sí la fuimos modificando quitando las torsiones e intercambiando varias posturas para evitar cualquier daño a mi güagüita y para reforzar el cuerpo para el parto.
Así mismo, Paz me enseñó y agregó a mi practica diaria ejercicios de respiración (pranayama) que fueron muy importante para conectarme durante la práctica, así como también para sobrellevar el parto.
Practiqué Ashtanga hasta el día anterior a tener a Manu.
El viernes 29 de Marzo del 2019, faltando aún una semana para mi fecha de parto, había sido un día muy normal, en la mañana había ido a conocer la sala de parto en la clínica y me tocó trabajar hasta tarde. No practiqué ashtanga ese día porque era guiado, y ya estaba en la última semana. Nos acostamos con Pablo, como una noche normal, y a eso de las 11 de la noche ya estábamos durmiendo. A la 1am aproximadamente me desperté porque sentía contracciones y las piernas algo adormecidas, sin embargo me quedé respirando y haciendo tiempo hasta estar segura de que había partido con el trabajo de parto. Después de despertar a Pablo, contar que las contracciones eran cada 2min y llamar a la matrona, nos fuimos a la clínica llegando allá a las 6:30am, con mucho dolor. Mi intensión era tratar de tener un parto natural, sin embargo no aguanté y pedí anestesia para sobrellevar el dolor. Ya a las 9am estábamos en la pieza de parto descansando, ya que nos dijeron que lo más probable que el parto sería a la 1pm aproximadamente, y fue entonces que me senté en la cama y rompí bolsa y ya estaba lista con la dilatación, por lo cual llamaron al doctor y comenzamos a prepararnos para la llegada de Manu, quién llegó al mundo el 30 de Marzo a las 10:21am.
El parto en sí fue muy tranquilo, y emocionante. Fue muy rápido por lo que me dieron ganas de poder repetirlo, para vivirlo nuevamente. El doctor me felicitó por las condiciones físicas, y claramente fue gracias a la práctica!
Ahora tras el parto, la recuperación física ha sido increíble! Pero aún estoy tratando de coordinar y ordenarme con los tiempos para volver a practicar. De verdad siento que lo necesito para mi bienestar, así es que espero volver lo antes posible. Me cuesta dejar a Manu, y armar la logística, pero sé que volveré pronto ya que lo necesito!
Cote, mamá de Clara.
María José Peña R.
37 años
Psicóloga Clínica
Hace años atrás estuve practicando yoga asthanga por un buen tiempo pero lo dejé por el montañismo y escalada. Al quedar embarazada quise volver a practicar. Sentí que mi cuerpo cambió en todo sentido y necesitaba algo diferente para esta etapa. Me surgió un deseo de aquietar la intensidad del movimiento físico, realizar una actividad que me ayudara a generar un lugar para que mi hija creciera y que sintiera que ese espacio (en la panza y en mi vida) ya estaba disponible para ella.
Empecé a practicar a los 3 meses de embarazo asistiendo dos veces por semana y luego tres, mi último día de práctica fue una semana antes de dar a luz.
En un principio me sentía muy acelerada en la práctica, quería avanzar en las posturas lo más posible ya que pensaba que cada vez me sería más difícil moverme, pero no fue así. Al contrario, desde el aspecto físico me sentí cada vez más ágil y liviana a medida que transcurrían las semanas. Nunca me pesó la panza ni fue un impedimento para realizar una postura, pero todo era más lento especialmente las últimas dos semanas antes del parto. De la misma manera, en el día a día podía moverme con facilidad y mantener mi rutina, salvo en ocasiones que sentí molestia en la espalda y caderas, producto del aumento de peso. Pero después de la práctica, percibía más aliviada esa zona y reforzaba la práctica de algunas posturas en casa para descomprimir la pelvis.
Durante estos meses de práctica, la toma de conciencia sobre el nuevo estado físico, me ayudó a concebir mi cuerpo de otra manera, adecuándome a sus cambios y aceptarlos, lo cual no es fácil. Aprendí también a agradecerle al cuerpo su buen funcionamiento y que gracias a ello estaba disfrutando de esta experiencia de estar embarazada. Surgiendo así más ganas de cuidarlo a través de las posturas que ayudan a aliviar tan pesada carga. Dejarlo descansar también cuando es necesario, hacer la pausa. Lo que contribuyó a no presentar ningún problema y gozar de un embarazo sin complicaciones.
Desde lo mental, creo que la práctica me ayudó a desarrollar la quietud y concentración de manera más profunda para cuidar cada movimiento. Sincronizar y coordinar mente y cuerpo, lo que requiere de agudizar la atención y sostenerla por más tiempo que antes, para lograr realizar el trabajo físico en la práctica. Es como una preparación para el parto, donde se requiere de esa integración y sincronía además de resistencia y la fortaleza del estado mental para sostener las largas horas de esfuerzo, dolor y lograr traer al mundo a un nuevo ser. Saber que se puede, sin miedo fue importante para mi. Sentir que está la fuerza al realizar una sesión de práctica, me fue reforzando la seguridad en mi misma, que existe esa sincronía y comunicación con mi cuerpo y que podía unir fuerzas para coordinar un movimiento determinado. Esa certeza y confianza también fueron importantes a la hora de ayudar a mi hija a llegar a este mundo.
Lo más bonito que me pasó mientras practicaba fue empezar a crear una especie de comunicación con mi hija, de alguna manera ella estaba conmigo ahí, practicando. Nos coordinamos para hacer un movimiento, lograr una postura. Muchas veces le pedía que se moviera un poco para que me dejara espacio, explicándole lo que estábamos haciendo. De algún modo sentí que ella entendía y que estábamos preparándonos juntas para lo que venía, y que lo lograríamos haciendo cada una su parte en un esfuerzo común. Sentir esa sincronía interactuando con ella en cada movimiento fue algo muy especial, creamos juntas un lenguaje común. Compartimos algo desde su gestación y ya nos relacionamos desde el inicio sin vernos, sin conocernos aún. Y estoy segura que eso ayudó mucho a que el parto fuera rápido y fluido.
Por otra parte, la recuperación física ha sido muy rápida y al mes.y medio del parto he vuelto a retomar la práctica.
Vale, mamá de Gaspar
Valeska Woldarsky
28 años
Psicóloga
Cuánto tiempo llevabas practicando antes de quedarte embarazada?
3 años practicando yoga previo al embarazo y desde enero del 2019 comencé con una práctica más sistemática al incorporarme a Casa Pazzifica
Cuánto tiempo practicaste embarazada?
Practiqué desde la primera semana que supe que estaba embarazada, en el workshop de Peter Sanson.
Hice una pausa hasta cumplir los 3 meses de embarazo, después retomé y practiqué hasta las 33 semanas, y Gaspar nació de 37 semanas de embarazo.
Cúantas veces por semana?
En un principio la práctica era diaria, las últimas semanas practicaba mínimo 3 veces por semana, el cansancio se notaba más, y mi cuerpo me pedía dormir mucho. Los otros días estudiaba sobre la práctica, leía mucho y practicaba pranayama.
Cómo fue el proceso de práctica y los cambios que viviste, en lo fisico, emocional y mental?
La práctica para mi fue fundamental no solo durante el embarazo, sino también cómo preparación.
Es más, el día que me enteré que estaba embarazada lo supe sólo por intuición, ya que no tenía ningún síntoma de embarazo. Esto me hace pensar que la práctica me ha permitido tener una consciencia corporal mucho más grande que me hace detectar pequeños cambios en mi cuerpo, lo que fue muy bonito, ya que fue una constante, desde el minuto en que me enteré que estaba embarazada, hasta el momento del parto.
Me di cuenta que comencé a escuchar mucho a mi cuerpo, es más desde un principio mi sueño se reguló según la luz del día, me despertaba con mucha energía cuando salía el sol, y me daba mucho sueño cuando oscurecía. También, sentía muchos cambios con los ciclos lunares, cansancio corporal o mucha energía, por lo que comencé a darle a mi cuerpo lo que necesitaba.
Además de lo anterior, para mi fue todo el tiempo fue soltar y dejar fluir el proceso, la práctica me ayudó mucho a sobrellevar los momentos a nivel país que se estaban viviendo.
Me enteré que estaba embarazada en plena crisis social, y como los primeros 3 meses se descansa de la práctica, debí trabajar de adentro hacia afuera, desde la introspección, autoconocimiento, tenía el desafío de calmar mi mente desde otro lado, enfocado solo en la respiración.
Disfrute mucho volver, y me fui dando cuenta como día a día Gaspar iba creciendo y cambiando también mi relación con la práctica, a pesar de tener limitaciones físicas para hacer ciertas posturas, hay posibilidades de adaptarlo para continuar, y que el trasfondo no está el alcanzar un asana en específico, sino en la conexión con la respiración, que en ese punto no solo me conectaba conmigo misma, sino que también con mi hijo.
Comencé a tomar más consciencia aún de mis cambios físicos, percibía cada variación, cambios en mi cadera, costillas, pelvis, etc. Lo que me hizo incorporar la práctica como parte del proceso que me iba a ayudar a traer a mi hijo a este mundo, así como iba cambiando mi cuerpo, también cambiaba mi práctica.
Creo que el haber estado practicando fue fundamental para enfrentar todos los desafíos que tuve durante el proceso, crisis social, covid, no poder estar acompañada por mis amigos y familia en los últimos meses de embarazo, etc. Esto debido a que siento que lo he podido ir integrando, y viíirlo como parte de algo más grande, como cambios necesarios para un futuro, lo que me ha permitido sobrellevarlo emocionalmente de una manera sana.
Para mi el practicar Ashtanga, y en especial con la guía con Paz implicó sentirme muy acompañada en el proceso, incluso me ayudó a sentirme segura practicando en mi casa, cuando desde marzo tuvimos que dejar de ir al shala por el covid.
Es importante resaltar que contar con el cariño y apoyo de mis compañeros de práctica también fue fundamental y creo que eso también eso se da gracias a la comunidad que se ha creado.
Cómo fue tu experiencia total de practica en el embarazo?, cuéntanos lo que quieras.
Para mi la experiencia fue increíble, creo que me permitió prepararme para el embarazo, el parto, post parto y ahora la maternidad.
Me permitió estar en sintonía con mi cuerpo, saber leer sus señales. También siento que cada práctica era un momento de conexión con Gaspar, cada respiración no sólo me oxigenaba a mi, sino también a él.
Creo que la práctica durante el embarazo trasciende te llena de energía y amor tanto a ti como a tu guagua.
Cómo fue tu parto y post parto?
En mi parto también tuve que aplicar uno de mis más grandes aprendizajes, ya que no sabía si iba a estar mi ginecóloga y mi matrona. Así que decidí soltar y dejar fluir el proceso, confiar en sabiduría de Gaspar, que el llegaría cuando y cómo quisiera.
Fue así como comencé un día sábado a las 5:30 am con pequeñas contracciones que se mantuvieron durante todo el día, a las 2:30 am del domingo se intensifican y comienzo a aplicar todo lo que aprendí en la práctica, la respiración se vuelve fundamental cada contracción se convertía en un gran Om. Pasé la noche tomando infusiones de jengibre, lavanda y manzanilla, Hernán, mi pareja, me hacía masajes con aceite de lavanda (que me había traído la Fran -compañera de práctica-hace una semana)
11:00 am me ingresan a la clínica y me estaba esperando mi ginecóloga (Gaspar escogió el día perfecto para nacer), durante el parto estuve en el suelo, me movía estiraba mi espalda, sentía cómo mis caderas se abrían para dejar pasar a Gaspar. Las contracciones venían como olas así que aprovechaba tomar mucho aire, aunque se hacía difícil porque tenía que hacerlo con mascarilla (fue ahí cuando valoré toda la preparación previa). Entre contracciones me reía, conversaba, sabía que quedaba poco para conocerlo. A las 15:29 del mismo domingo nace Gaspar, en una colchoneta, con música, con la luz apagada, sin ningún tipo de intervención, libre de medicamentos. Fue un parto precioso, respetado y súper conectado con Gaspar.
Luego de que naciera yo tenía mucha energía, me sentía muy bien, lo que me hizo decir no aceptar analgésicos en clínica, no los necesitaba. Esto continuó así al llegar a casa.
Físicamente no tuve ninguna secuela del parto, y eso se lo debo a mi cuerpo y a la preparación que tuvo durante todo este tiempo.
Gaspar es un bebé exquisito que le encanta sentir mi respiración y le relaja mucho escuchar OM
lolo, mamá de Julia
Dolores Jaramillo 32 años
Enfermera
Comencé mi camino en el yoga aprox hace 9 años, rápidamente me encontré gracias a compañeras de trabajo con el Ashtanga. Vagué por varias escuelas, sin nunca sentir una conexión real; durante muchos años fue solamente un buen ejercicio físico. En 2017, fui al primer retiro de Paz, de vuelta en Chile, un retiro de invierno, intimo y en donde por primera vez entendí de verdad el sentido personal de la práctica. Debido a los turnos que realizaba por mi trabajo, ese año, ya había decidido, dejar de asistir a clases regulares y practicar sola la primera serie. Prontamente, me fui a vivir fuera de Santiago, a una ciudad donde no hay escuela de Ashtanga, por lo que la practica personal se volvió aun más necesaria y comencé a estudiar más a través de videos, libros y visitas a casa pazzifica cada vez que iba a Santiago. No tener quien te ajuste, y te guíe en el como llegar a la asana y refuerce tu respiración, en mi caso, ha significado una mayor comprensión y conexión con mi cuerpo y un mayor agradecimiento hacia a el, cada vez que me ha sorprendido logrando algo nuevo. El año antes de quedar embarazada, venía un ritmo de al menos 3 veces a la semana de practica de primera serie (que aún no completo).
Me enteré que estaba de embarazada estando de vacaciones, por lo que coincidió con unas semanas que había descansado de la práctica. En ese momento ya tenía 8 semanas, me sentía con mucha energía, sin casi ningún síntoma, más que el disfrutar mas de los movimientos pausados. Le conté a la Paz, y según su recomendación, descansé de la practica las siguientes 4 semanas, en las que me dedique a leer y estudiar, para preparar mi practica durante los próximos meses. A las 12 semanas comencé a practicar, muy atenta a lo que pedía mi cuerpo e intuitivamente a lo que me hacía sentir bien. Tenía 17 semanas cuando fui a un nuevo retiro con la Paz, en donde guío en todas aquellas variaciones necesarias que tendría que hacer en adelante en la practica hasta el fin del embarazo. Practique hasta el día antes del parto, mi embarazo fue durante la pandemia, y practique 3 a 4 veces por semana, no siempre realizaba la serie completa, dependía de lo que mi cuerpo fuera necesitando y por sobre todo, centrada ahora mas que nunca en la respiración, que es la que lograba calmar las ansiedades de todo lo que significaría tener guagua durante el peak de esta pandemia. El ultimo trimestre, incorpore con la guía de la paz, posturas que no son de la primera serie, pero que prepararían mis caderas. La practica se convirtió en un ritual con mi guagua, practicaba a su hora de máxima actividad, pero cuando empezaba con los saludos al sol, se quedaba quieta, relajada, e incluso muchas veces calmaba las contracciones. Hoy cuando escucha la lista de música que uso para practicar cuando requiero de sentirme en comunidad, produce el mismo efecto, se queda atenta, tranquila y quieta.
El día anterior al parto, comencé con contracciones, la noche anterior había practicado y había estado esa ultima semana, disfrutando mucho mas las posturas de apertura de cadera. Durante el trabajo de parto, hice algunas, me ayudaban con las contracciones y a mantenerme quieta ya que estuve varias horas en cama ya que debían monitorizarla. Después de 10 horas desde que llegué a la clínica, nació Julia, un parto normal en la mitad de la pandemia, que sinceramente si no hubiera tenido el trabajo que el yoga me entregó tanto de cuerpo y músculos, pero mucho mas importante de respiración y temple, de escuchar el cuerpo, y a no exigirle cosas que aun no esta preparado para hacer, esto hizo que respetara sus tiempos de dilatación y respirando de repente se abrió el camino para que ella llegara.
Me costo descansar el primer mes de recuperación que me planteó mi ginecólogo, estaba ansiosa porque sentía que mi cuerpo lo necesitaba, por lo que como otras veces me dediqué a caminar y a estudiar sobre la practica en el post parto. Mi cuerpo no es el mismo, equilibrarme ahora sin panza, y volver a usar los bandas ha sido todo un desafío; sin embargo sé que como siempre, mi cuerpo me sorprenderá y me asombraré de él al ver en lo que se ha transformado.
Agosto, 2020.
Robe, mamá de José Andino
Roberta Rebori 36 años
Fotógrafa
Cuánto tiempo llevabas practicando antes de quedarte embarazada?
6 años
Cuánto tiempo practicaste embarazada? Cuántas veces por semana?
Desde el segundo mes de embarazo empecé a moverme muy suave..ya desde el tercer mes a practicar casi toda la serie adaptada para embarazada en cada etapa de gestación.
Mi práctica era entre 4 y 6 veces por semana.
Cómo fue el proceso de práctica y los cambios que viviste, en lo físico, emocional y mental?
En el embarazo sentí muchos cambios emocionales y hormonales, la práctica era, y siempre ha sido para mí un espacio de regocijo, de meditación , de observar los procesos internos que he uno va atravesando día a día. Me ayuda a comenzar cada día con una energía renovada y clara. Y esto, a mi parecer se logra moviendo la energía fñisica, mental y emocionalmente como lo hacemos en cada práctica.
Cómo fue tu experiencia total de practica en el embarazo?, cuéntanos lo que quieras.
Todo un mundo nuevo, gestar vida, adaptarse en todo sentido, tanto como en la práctica, como en los pensamientos.
Existe un antes y un después al ser madre. se deja ir una antigua mujer para que nazca una nueva, y la práctica es capaz de adaptarse a estos cambios.
Yo sentí que ha nacido una nueva yo incluso en mi práctica. Mi guagua tiene casi 3 meses, recién estoy muy de a poco volviendo y siento que será partir desde cero con la experiencia de los 6 años que llevo practicando. Veo una oportunidad muy bonita en "comenzar de nuevo" mi relación con el ashtanga Yoga.
Cómo fue tu parto y post parto?
Utilicé Homeopatía y mucha respiración, me quedé en mi cama la mayor parte del trabajo de parto, respirando, sintiendo. Hasta que ya no dí mas, llegué a la clinica de mas de 8cm de dilatación y en 40 min nació José Andino, en cuclillas, sin intervención de nadie.
Escribí mi relato en un post de mi IG por si alguien lo quisiera ver.
Espero mi experiencia pueda servir de inspiración a otras mujeres para que cada vez seamos más las mujeres informadas sobre traer vida naturalmente, llegar con conociemiento como pacientes frente a nuestro equipo médico para que podamos tomar nuestras propias decisiones y no las que nos impongan.
Hoy estoy en mi postparto,(2 meses y medio) y me cuesta un poco hablar de este momento porque estoy super sumergida en él, viviendo un mundo completamente nuevo, lleno de emociones como una montaña rusa de amor, enamoramiento, cansancio, entrega total. Es precioso, no fácil..
Pero si puedo resumir que siento una Leona dentro que nació, una fuerza interna que no conocía, una garra por cuidar, proteger, criar y querer entregar las mejores experiencias a un nuevo ser que me eligió como mamá.
Agosto 2021
Pame, mamá de Pascual
Pamela Ferraro
37 años
Pediatra
Mi camino en el yoga empieza el entre los años 2015- 2016, cuando un hermoso retiro de invierno en Santo Andre me mostró que esta práctica sería la herramienta que había buscado por años. Inicialmente conocí varias escuelas que me acompañaron durante años y las cuales les estoy muy agradecida, pero fue después de un retiro de verano con la Paz que decidí cambiarme a casa pazzifica...y creo que fue la mejor decisión, porque ahí comienza un verdadero camino de introspección, de conocer mis miedos y de comenzar un proceso interno que sin duda fue crucial para transitar en el hermoso - pero también muy duro - proceso de mi primer embarazo. Desde los primeros años practicando yoga, soñaba con el momento de practicar embarazada y que mi hijo/a sintiera conmigo lo maravillosa y sanadora que es la práctica. Mis planes eran intentar mantenerla lo que más pudiera y siempre acompañada de una guía cercana y presencial, pero la vida me tenia otra cosa preparada. Estábamos en pandemia, en el hospital me mandaron con teletrabajo y aunque había practica presencial, decidí por el aumento de casos COVID practicar online y así cuidarme lo más posible. No fue fácil: la exigencia física gestando una vida no era menor y me sentía cansada con posturas que jamás me había pasado. Me costó entender mi nuevo cuerpo, pero fue ahí donde la Paz me acompaño día a día, bien cerquita pese a la distancia y así me fui soltando y practicando a diario. Una vez ya avanzada en la práctica de "a dos", me empecé a sentir cada vez mejor y cómoda practicando, mi guagua se movia y disfrutaba algunas posturas y se calmaba y relajaba con otras! Era realmente mágico y así fuimos caminado siempre de la mano de mi maestra. Pascual venía enorme así que a medida que avanzaba el embarazo tuve que ir acomodando posturas para sentirme tranquila y cómoda, lo que la Paz lograba perfecto a pesar de estar al otro lado de la pantalla. Como mencioné anteriormente, "hermoso y duro" este proceso...¿por qué? Mi embarazo iba perfecto hasta el control de las 29+4 semanas, donde encontraron que Pascual se había estancado en su crecimiento. Nos hospitalizaron y una sensación de angustia e incertidumbre se apoderó de mí. Para no alargarme, mi guaguita nació al día siguiente por cesárea, se había torcido el cordón sobre su propio eje y Pascual tuvo que salir de urgencia! No se imaginan, mi mundo se desmoronó. Siendo pediatra sabía todo lo que podía pasarle a una guagua si nacía a las 29 semanas. Me sentí asustada perdida y fue ahí donde la practica - en esta ocasión no de asanas - me calmó, me acompañó, bajó mi miedo. Pese a que no podía practicar físicamente, Paz me siguió acompañando cada vez que necesité una guía y no se imaginan lo sanador que fue. Aprendí a practicar sin moverme, ocupando todas las herramientas previamente enseñadas por Paz y fue hermoso. En momentos de angustia solo tenía que conectarme con mi respiración para sentirme presente, en casa y entender que todo saldría como tendía que salir, que tenía que fluir, dejar ir las expectativas creadas. Y así fue: Pascual nació como un roble, aferrado a la vida y sin ninguna complicación del parto ni del período posterior. Mientras duró su hospitalización (casi 3 meses), hubo días que pensaba que no podía más y ahí de nuevo mis ejercicios de pranayamas me traían de vuelta, me conectaban y volvía a ponerme de pie y entendía que solo tenía que agradecer. Ya en casa de a poco me fui organizando y llegó el día en que mi cuerpo, mi alma y mi nueva vida de mamá dijeron empecemos otra vez y fue ahí donde volví a practicar de forma física... y se sintió maravilloso!! Pascual no lloraba, me miraba muy atento como si el tiempo dentro de mi guatita y acompañándome en la practica le hubiesen enseñado que era un momento muy importante y preciado para mi. Y bueno ahí vamos.... actualmente él va creciendo, necesita más atención por lo que mi suegra me ayuda los días de mi practica para poder estar más conectada.... mantengo 2 veces a la semana práctica online bajo la supervisión de Paz y el resto intento hacerlo sola.... bueno, acompañada de Pascual. Ha sido un redescubrimiento mi práctica posterior a este proceso! La siento más firme, más arraigada y sin duda más conectada! Por esto y por lo que me entrega día día agradeceré toda la vida, porque sin duda este camino sin Casa Pazzifica no hubiese sido lo mismo.
Keka, mamá de Olimpia y félix
María Angelia Solar
33 años
Abogada
Mi segundo embarazo , Félix.
Pleno invierno, con una práctica bastante constante y fluida, con mucha fuerza de voluntad, pero a la vez, ultra necesaria para esta época, pandemia. Todos los días am, partía mi día con la práctica. Estaba fluyendo aunque siempre echando de menos la salita y ese lugar , Casa Pazzífica con la guía de la profe, la Paz y la energía en sí misma del lugar. Calorcito. Hogar. Corazón, cuerpito, mente y espíritu, todo en armonía. Mágico 🪄
Un día mi práctica no fue igual, pero no me importó. Es parte de nosotros mismos, De nuestro universo personal. He aprendido a respetar el cuerpo, con sus procesos, etapas y ciclos.
De pronto, no fue solo un día, sino una semana y luego semanas. Oh! Ahí estaba. Venía Felix (aún sin nombre), totalmente sorpresa y repentino. Una vez más, el cuerpo es tan sabio que te pide descansos, pausas, volver a conectar con uno mismo e introspección y lo más importante , autocuidado. Y así fue. Lo necesitaba él, lo necesitaba yo, lo necesitábamos.
Pausé mi práctica de asanas hasta la semana 12, transformándola en una práctica más meditativa, con pranayamas, de mucho autocuidado, reconocimiento de una misma y contemplativa.
De pronto me empecé a sentir con más fuerza, menos sueño y con una linda energía que, de alguna manera, tenía que hacerla fluir. Sabía perfecto cómo. Momento el cual retomé mi práctica de asanas sin dejar de lado lo demás. Esta vez ya era una experiencia conocida, pues ya lo había vivido, aunque no exactamente igual, de hecho nada igual.
El cuerpo es sorprendente, y eso se lo atribuyo al yoga, porque te lleva a tus lugares más recónditos que puedas imaginar, a aceptar crecer y en este caso en particular, simplemente a dejarse llevar, fluir estar dispuesta a recibir todo y conectarse con el presente.
Tan agradecida de cada práctica (con él) porque pude estar super consciente de todo proceso, los cambios y sentimientos y conectar, conmigo y con él. Pude llevar un embarazo pleno en todo sentido, bienestar físico, emocional y espiritual. Y eso me deja muy tranquila... porque sé que estaba abierta y dispuesta a recibir esto - ya conocido- pero nuevo a la vez, de una manera tan orgánica y amorosa y así fue, hasta el último día, siempre de la guía de la Paz.
Semana 41 de embarazo y aun no salía, ya la ansiedad e incertidumbre se empezaba a apoderar de mí, mientras, me mantenía fiel a la práctica y a la guía de la Paz. Semana 42 y ahí estaba ya abrazándolo y oliéndolo. Y lo mejor, recibiendo y aceptando todo de una forma amorosa. Solo eso: puro amor y entrega.
Ya recuperada y siempre respetando los tiempos de mi cuerpo, retomé la
Práctica poco a poco. No es fácil, a ratos frustrante de no poder seguir, de incansables interrupciones, de cansancio y poco sueño. Pero luego, terminada la práctica, por muy cortita que fuera, nada de eso ya importaba.
Lo único que importaba era tener aun que sea ese espacio para mí, para volver de a poquito y estar mas fuerte y sana tanto física como psicológicamente para criar tanto a Félix, como a la Olimpia que estaba pasando por cambios importantes, aprendizajes y también para el nuevo Papá, con todo lo que eso conlleva en términos de hogar y familia.
Y lo más lindo, es que al final se crea un ambiente de respeto mutuo entre todos, un ecosistema en que todos colaboran, la mamá practica, le damos su espacio, o practican conmigo o yo practico con ellos mientras aprendemos cosas, entre el orden y desorden, entre olor a comida rica, pañales, papas, etc. (infinitamente agradecida de mi partner por cierto) Y así. De eso se trata. De adaptarse, de amoldarse.
Considero que eso es una de las herramientas , que en lo personal, más me ha entregado la práctica, el ser flexible (no solo físicamente ) y poder adaptarse a las diversas situaciones. Y no sólo adaptarse, sino también, tener claridad y calma para luego buscar alternativas y soluciones a lo que se pueda cambiar/ transformar, o aceptar lo que no. Y seguir..
Y creo que por lo mismo, acá seguimos, aferradas a la práctica. Momento de encuentro personal, de introspección, de auto conocimiento, de salud , de disciplina, constancia, de generosidad, paz , aprendizajes, de agradecimiento infinito y amor.
Gracias querida Carola por compartir tu valiosa experiencia, el yoga es una herramienta tan amplia y poderosa, mucha admiración a tu fuerza de madre.
Querida Paz y Ashtanguis
Soy Carola, Ashtangui y les quería contar que tuve la suerte de practicar Yoga en mis tres embarazos. Para mi ha sido siempre un gran regalo. Comencé a practicar en 2004 Iyengar Yoga y Dinamic Yoga. Hacía Yoga un par de veces a la semana .Cuando quedé embarazada por primera vez me inscribí en un curso especial de Yoga para embarazadas.
Todo el proceso me sentí muy contenida por el orden de energía que me iba dando esta práctica sintiendo a mi guagua intensamente conmigo. Lo más importante fue el gran cambio que observé en mi en ese tiempo. Mi información de embarazo, lactancia y cuidados del recién nacido era información negativa y muy nublada por…