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5 días para sanar


Comienzo escribiendo esto con la misma sensación de cuando terminas de ver una obra maestra, como un concierto o una pieza que te conmueve y una vez termina te quedas sentado, como en una pausa obligatoria, porque lo que presenciaste te sigue atravesando, este día lunes es como esa pausa, todo continúa moviéndose dentro, atravesándome.

Ayer terminaron 5 días de workshop con Peter Sanson, un profesor senior de Nueva Zelanda, que ha cultivado y difundido la práctica de ashtanga yoga apegado a la esencia durante más de 30 años , alejado del ruido externo, como si fuese un eslabón perdido de un camino, tuvimos la fortuna de encontrar su brillo en nuestra casa.



A Peter lo conocí el año 2007 en Barcelona, el primero de casi 10 años en los que viví allá, fue en uno de los workshops anuales que él hacía en la ciudad y el primero que hacía en mi vida, no tenía idea lo que era estudiar con un profesor de tanta experiencia, no sabía a lo que iba, mi inglés era bajísimo, pero pensé que el lenguaje del cuerpo era universal y algo aprendería, todos en la escuela lo recomendaban así que decidí ir, esa experiencia dio forma a un nuevo entendimiento de mi experiencia de yoga, como ese momento en donde dices " Ah! de esto se trataba! "y el lente se abre, la perspectiva es mas amplia, entiendes lo poco que sabías o lo mucho que aún queda por descubrir, así comenzaron 6 años en los que su visita era para mi una cita impostergable. Y recuerdo ese primer encuentro porque tengo la sensación que a muchos de quienes asistieron esta semana a su workshop tuvieron una experiencia parecida.

Recibir a Peter en casa fue sencillo, como cuando vuelves a ver a esos amigos de toda la vida y todo sigue igual, como si el tiempo no hubiese pasado, todo un reflejo de su cercanía, su humildad, que es parte de lo que recibimos cada día en clases. Y si volver practicar bajo su guía me parecía un regalo, poder asistirlo y observar desde fuera fue una experiencia de la que solo me puedo sentir muy afortunada. Las mañanas comenzaron siempre con el mismo ritual, 5.20 am arriba, preparar el café levantador de prana, y esperar a los estudiantes, 6.15am Peter entra a la sala, busca una esquina, se sienta y comienzan 15 minutos de recitación de un mantra precioso y sanador mientras todos se mueven en sus suryanamaskara, en seguida, cualquier gesto de ansiedad ó inquietud se apaga, todos están en la misma vibración, cada uno al ritmo de su respiración, después cantamos el mantra de apertura juntos, ahora sí, nos damos cuenta de que estamos verdaderamente juntos y durante 4 horas puedo ser testigo de la transformación, una suerte de alquimia, algunos le llamarían magia, yo quiero llamarla naturaleza humana, la misma que sufre frente a sus condicionamientos y es capaz de dejar la resistencia por un momento, respirar profundo, confiar y experimentar paz, un poco de libertad.


photo by Sandra Echegaray
Peter Sanson teaching in Chile

En palabras de Peter, " cuando somos capaces de dejar todas aquellas creencias ilusorias de nosotros mismos y los demás, aquellos obstáculos que nos separan y dividen, nos damos cuenta que somos iguales, que el dolor se queda encapsulado en nuestros cuerpos en forma de bloqueos físicos y emocionales para todos en alguna medida y la práctica es un espacio de comunión para conectar con el objetivo primordial, la sanación".

Observar el trabajo de Peter es el ejercicio de la intimidad, la práctica del silencio y la contemplación, de estar presente y volver a respirar en todos aquellos espacios donde solo no fuiste capaz de llegar o sencillamente preferiste dejar de lado porque creíste que no podías o era demasiado difícil, doloroso acercarse a ese lugar y no hablo del asanas, hablo de lo que contiene cada cuerpo y revela al moverse, de lo que sucede cuando decides confiar en la experiencia y obtienes

la contención necesaria para abandonar el miedo y ser quien verdaderamente eres, es el espacio de la vulnerabilidad, una honestidad colectiva que deja paso al brillo irrepetible de cada persona, honrar nuestra naturaleza sin juicios, sin pretensión, recordándonos que no tenemos que ser nada que realmente no somos, que somos "perfectos" y en ello una tremenda belleza. Presenciar ese nivel de sensibilidad, de comprensión de lo que contiene un cuerpo, fue una lección de vida, un recordatorio de que la compasión y el amor es la única forma con sentido para entregar esta practica, una forma también de "Slow Life" donde intentamos a diario alejarnos del ruido externo para volver a escuchar el propio y aprender de esas revelaciones.

Fueron 60 personas que a diario y poco a poco se revelaron, su disposición fue la de recibir y la armonía fue inquebrantable, me quedo con sus viajes, sus sonrisas, sus lagrimas, la emoción de la charla final y el tremendo regalo que es tener 5 días para sanar en esta vida.


De corazón

Muchas Gracias.


fotos: @sandra_echegaray


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