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Foto del escritorPaz Muñoz

Sitzfleisch

Actualizado: 3 abr 2020



Acabo de terminar de leer un artículo que menciona este concepto alemán " Sitzfleisch" o algo así como el arte saber permanecer sentado por largos períodos de tiempo, la periodista mencionaba el cómo haber elegido una profesión solitaria, sedentaria y puertas adentro era un excelente training para estar preparada para el momento que estamos pasando, en cuarentena.

Fuera de lo cómica de su columna me quedé pensando en esta idea, la de saber permanecer, cuántas veces cuando niña me retaban porque no podía quedarme quieta en un sitio, aún sigo haciéndolo, sin embargo, y por el contrario a la periodista yo elegí profesiones que me obligan a estar en constante movimiento, pero a la vez implican concentrar mi atención por largos períodos de tiempo ya sea en una secuencia de movimiento o en la observación profunda y detallada , lo que dio como resultado poder permanecer por horas en silencio, en calma, sentada o envuelta en alguna acción que sin esas cualidades no podría suceder. Ese ha sido mi training por años, y ha significado de igual manera largos momentos de aislamiento y soledad, de ensimismamiento y muchas veces incomodidad.

Entonces me quedo pensando en "el arte de estar presente", en lo contemplativo, en el tiempo en su dimensión más amplia y no en una línea hacia adelante y atrás, a cambio, la brutalidad de lo inmediato y descartable, la rapidez, una oda al presente para romantizar el poder parar, respirar, el "ser", como si fuese un bien lejano, una posibilidad para otros cuerpos. En medio de todo el sufrimiento que implica la tragedia que vive el mundo, surge una posibilidad, parar, esta obligación de estar adentro nos devuelve lo que nos es inherente, lo que es humano, lo más atávico, primitivo, que no es de los dioses, ni de los semi, porque no lo somos, no nos alcanza, somos humanos, sí, lo somos todos.

¿En que momento pensamos que había algo que estuviese bajo nuestro control? Cuánta soberbia aloja la vida que llevamos, mas aún la de nosotros los privilegiados?, y no, lo siento, pero lo que hoy llamamos "imponderable" no es obra de dios, es más simple, somos nosotros, una interminable cadena de actos y consecuencias, un plano-secuencia que de manera trágica hoy nos revela y recuerda que "somos uno" , parte de un ecosistema perfecto, un circulo sagrado y colaborativo que cultiva simplemente la vida.


RESPIRA


Es la pausa que me tomo entre lo habitual y errático de mi escritura, es el respiro que todos necesitamos tomar.

Respirar es lo primitivo, es lo atávico, es el arte de estar presente y todos podemos hacerlo, es el camino de vuelta a casa, tu propio cuerpo, lo que cobija quien eres, sin importar en qué parte de la sociedad esta vida te haya puesto, esta es la mejor de nuestras victorias, aunque el capitalismo nos haya distanciado de nuestros propios cuerpos, esto aún nos pertenece, las fronteras ya no son los límites de nuestros países, sino, de nuevo, nuestros propios cuerpos, pero la cuarentena nos pilló alejados, distantes de nosotros mismos, ocupados, preocupados y sin tiempo, pero aquí estamos, sentados frente al computador con el tiempo suspendido intentando afinar nuestro" Sitzfleisch" (sin importar experiencias previas), algunos aprendiendo a contemplar el nuevo orden que ofrece la pausa, en el vacío o la bulliciosa experiencia de tener que convivir con el "uno mismo" y otros llenando cada espacio de ese preciado vacío para suplir lo frenético de nuestras vidas o simplemente sobrevivir. Pero al final de todo o si se quiere al centro de todo, qué somos si no también los otros, un entramado en esencia comunal, biológicamente colaborativo y social. ¿Será que podremos recordar ésta, nuestra condición, cuando todo esto acabe? Será que lograremos volver a conectar con la matriz de nosotros mismos y dejar que la "muerte que ronda" nos tome para llevarse esta desgastada vida? O de manera más bella, como lo dijo

Luis Alberto Spinetta y al final de toda esta desgastada vida nos volvamos a abrazar.


Post-crucifixión:


Abrázame Madre del dolor Nunca estuve tan lejos De mi cuerpo... Abrázame Que de la vida Yo ya estoy repuesto... Ah! Abrázame Madre, madre del dolor Nunca estuve tan solo En este mundo... Abrázame Que amanece Y hay resignación...

Y en esta quietud Que ronda a mi muerte No tengo presagios de lo que vendrá











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